Thursday, February 02, 2006

no hay nada


No hay nada que yo desee hacer, que no pudiera igualmente dejar de hacer. Aun siendo niña cuando no me faltaba nada quería morir; queria rendirme porque no veia ningun sentido en la lucha. Sentía que nada seria probado, concretado, añadido o retado por el hecho de continuar una existencia que no había solicitado. Todo a mí alrededor era un fracaso o, sino un fracaso, ridículos. Especialmente los que habían triunfado. Los triunfadores me aburrían. Me compadecía ante una falta, pero no era sensibilidad lo que me hacia sentir así. Era una cualidad puramente negativa, una debilidad que florecía a la mera vista de la miseria humana. Nunca ayude a nadie con la esperanza de hacerle un bien; ayude porque no podia proceder de otra manera. Pretender cambiar el curso de los acontecimientos me parecía perfectamente inútil; estaba convencida de que nada podia ser alterado como no fuera por un cambio del corazon ¿y quien podria cambiar el corazon de los hombres?.
Lo que resultaba más irritante era que a primera vista las personas me consideraban buena, amable, generosa, leal. Tal vez poseo estas virtudes pero, de ser así, era la resultante de mi indiferencia; podia permitirme el lujo de ser buena, amable, leal y todo lo demas, y estaba exenta de envidia. Nunca fui victima de envidia, nunca he envidiado a nadie ni nada. Por el contrario; solo he sentido piedad por todos y por todo.
Desde el principio debo haberme ejercitado en no desear nada con demasiada vehemencia. Desde el principio mismo fui independencia pero en un sentido equivocado. No tenia necesidad de nadie por que quería ser libre, libre para hacer y dar solamente lo que dictaba mi capricho. E n el mismo tiempo que se esperaba algo de mí, o se me pedía algo, me retraía, esa era la forma en que tomaba mi independencia.
Todo el mundo a mí alrededor luchaba. Yo personalmente, nunca hice un esfuerzo
Comprendí que nunca había tenido el menor interés en vivir, que solo me interesaba lo que estaba haciendo ahora, que yo muera hoy o muera mañana no tiene para mi ninguna importancia, nunca la ha tenido; pero que aun hoy, después de años de esfuerzo, no pueda decir lo que pienso y siento, eso me molesta y me irrita.
Yo era por esencia una contradicción. O me tomaban por un ser serio, un espíritu elevado, o por una persona alegre e inquieta, en verdad era todo eso al mismo tiempo, y algo mas que nadie suponía, y menos que nadie, yo misma.
Sabia que estaba sola, y que estando sola era libre, pero yo nunca estaba sola, y menos cuando estaba conmigo misma. Me parecía que siempre estaba acompañada, supongo que era como un pequeño trozo de un enorme queso que era el mundo, aun cuando nunca me detuve a pensar en ello. Pero sé que nunca existí separadamente, que nunca me considere el gran queso, por así decirlo. De manera que aun cuando tuviera razón para sentirme triste, para quejarme, para llorar, tenia la ilusión de participar en una miseria común, universal. Cuando yo lloraba el mundo entero estaba llorando, por lo menos así lo imaginaba. Lloraba muy raramente. La mayor parte del tiempo era feliz, reía, me divertía. Me divertía, porque como dije antes, en el fondo nada me importaba un comino. Si las cosas no me iban bien, estaba convencido que no le iban bien a nadie. Y generalmente las cosas andan mal solo cuando uno se preocupa demasiado.Esto de preocuparse mucho, recuerdo que no se desarrollo en mi hasta la época en que me enamore por primera vez. Y aun entonces tampoco me importo demasiado. Si realmente me hubiera importado no estaría aquí escribiendo sobre ello; me ubiera muerto con el corazon destrozado, o me hubiera ahorcado. Fue una experiencia que me enseño a vivir una mentira. Me enseño a sonreír cuando no tenia deseos de sonreír, a vivir cuando no tenia ninguna razón para seguir viviendo. Hasta cuando me hube olvidado de él, conserve la costumbre de hacer cosas en las que no creía.